La fecha del 11 de enero siempre despierta gratitud e invita a movilizar las mejores energías en la Institución Teresiana porque es el aniversario del reconocimeinto eclesial con la aprobación pontificia como Pía Unión.

Acción de gracias

El 11 de enero celebramos y damos gracias a Dios por la aprobación de “esta idea buena” con el Breve “Inter frugíferas” del Papa Pio XI. Damos gracias por los copiosos frutos que ha producido y que se han extendido por el mundo, lejos de aquellas doce “casas” con las que se presentó en Roma.

Una de aquellas casas era la de San Sebastián (España) que se inauguró el 25 de septiembre de 1921 y que este año celebra los 100 años de vida. Se inauguraba solo 10 años después de la primera Academia en Oviedo.

Damos gracias por los lugares en los que se inició la presencia de miembros de la Institución en años terminados en 1:

  • en 1941, hace 80 años, llegan las primeras asociadas a Guinea Ecuatorial;
  • en 1951 comienza la presencia de la IT en Brasil;
  • 10 años después en Colombia;
  • y en 1971, hace 50 años, en Guatemala.

1921 es también el año en que S. Pedro Poveda fija su residencia en Madrid al ser nombrado capellán real, en marzo, y será aquí donde vivirá sus últimos años y desarrollará una actividad muy amplia relacionada con la educación y la Iglesia.

Se inicia también en 1921 la 3ª etapa del Boletín que pasa a llamarse “Boletín de la IT” con frecuencia mensual, incorporando ilustraciones.

Todo ello nos mueve a dar gracias por tanta vida en los diferentes países en los que hoy está presente la Institución Teresiana, por sus Asociaciones y movimientos que animan a tantas personas y son signo de esperanza en sus ambientes y hogares.

Damos gracias al Señor por todo esto y por tantas vidas entregadas a lo largo de estos años.

Esther González.
Directora del Archivo Histórico de la IT, España.

A propósito de la aprobación

Cada 11 de enero, se conmemora el aniversario de la Aprobación Pontificia de la Institución Teresiana en 1924, como “Pía Unión Primaria”, es decir, como una asociación de fieles seglares. Para Poveda esta forma canónica representaba lo que él quería para la obra que había fundado. Dentro de las asociaciones de fieles estaban también las Terceras Ordenes Seculares y las Cofradías. Estas tenían algo más de prestigio que las Pías Uniones Primarias las cuales eran erigidas para ejercitar obras de piedad y de caridad.

Algunos ambientes eclesiásticos hubieran deseado que la Institución Teresiana se aprobara como una congregación religiosa, lo cual le daría un “rango” de mucho más prestigio. Pero Poveda sale al paso de esas posturas mostrando la imposibilidad para llevar a cabo los fines de esta Obra con la organización de una congregación religiosa. Así lo muestra en sus escritos: “¿Qué es una Pía Unión?”, “A nadie se le ocurriría”, “Organización antigua y moderna” y “La obra una idea buena”.

Es interesante recordar lo que se vivió en aquellos tiempos para mantener la fidelidad a esta organización “mínima” y de carácter laical que Poveda proyectó. En tiempos en que el clericalismo está profundamente cuestionado y la vida religiosa no parece responder a las búsquedas de los/as jóvenes de hoy, el testimonio laical se erige como una oportunidad válida para mostrar que es posible ser personas de fe en el “momento presente”. Todo dependerá del rostro institucional que mostremos a los que nos rodean. Si de los primeros cristianos se decía “miren cómo se aman” y eso convocaba a otros, algo similar han de ver en nuestra Obra: un amor fraterno/sororal que supere cualquier estructura organizativa. 

Además, conviene mostrar una experiencia eclesial que se toma en serio el protagonismo laical y sabe aportar todo lo que está en sus manos. Un laicado maduro que se atreve a proponer caminos nuevos y no teme las dificultades o persecuciones que un actuar “adelantado al tiempo de la mayoría” puede causar. Conmemorar la aprobación pontificia es, por tanto, seguir mirando para adelante, y mantener el “corazón y la mente” atentos a los signos de los tiempos para responder a ellos con audacia y generosidad.

 

Olga Consuelo Vélez.
Teóloga, Colombia.

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Publicado en Noticias clicdedito