PROTECCIÓN
Desde la Comisión Buentrato de la IT se hacen eco del estudio presentado por la Fundación ANAR, organización sin ánimo de lucro, que desde hace más de cincuenta años se dedica a la promoción y defensa de los derechos de los niños y adolescentes en situación de riesgo y desamparo en España y América Latina.
Atreverse a ver lo que no queremos ver. Con esta frase resumiríamos la huella que dejan las escalofriantes cifras del estudio Abuso sexual en la infancia y adolescencia según los afectados y su evolución en España, presentado el 23 de febrero 2021 por la Fundación ANAR.
En el Convenio del Consejo de Europa de 2007 contra la explotación y el abuso sexual a menores, se afirma que el abuso sexual se encuentra entre las peores formas de violencia contra los niños y las niñas, y que pone en grave peligro su salud y desarrollo psicosocial. Y añade que el bienestar y el interés superior de los niños son valores fundamentales compartidos por todos los Estados miembros y que deben promoverse sin ningún tipo de discriminación.
En 2021, el presente estudio sobre el tema revela que entre 2008 y 2019, los casos de abusos sexuales a menores de edad en España, atendidos en el teléfono de la fundación ANAR, han aumentado de forma extraordinaria: se ha producido un incremento del 300,4%, pasando de 273 casos en 2008 a 1.093 en 2020. Cifras que revelan la realidad silenciada de la problemática, que hay que visibilizar, ya que es un hecho más frecuente de lo que podemos esperar. Es también necesario legitimar el daño de las víctimas.
¿Qué está pasando?
El eje de los abusos sexuales a niños y niñas no ha cambiado, la mayoría de los agresores son un adulto de la familia o del círculo de confianza, pero en los cinco últimos años se han sumado con fuerza los ciberabusos (acoso virtual, grooming1, sexting2...), los asaltos grupales (manadas), ya que uno de cada diez casos son abusos sexuales en grupo, y los ataques de género son de novios o exnovios.
Cada vez hay más casos de abusos y más variados, y las víctimas los padecen durante más tiempo, con mayor frecuencia, siendo el nivel de gravedad alto, hasta el punto de que a raíz del 95% de las llamadas recibidas en ANAR, han tenido que movilizar recursos con urgencia (psicólogos, sanitarios, trabajadores sociales, policía, fiscalía, etc.).
El estudio apunta dos tipos de víctimas. La mayoritaria es una chica adolescente, el 78% son mujeres y el 60% de 13 a 17 años, que sufren abusos reiterados (69%). El segundo perfil corresponde a los niños más pequeños. Entre los menores de 12 años, que además están más desprotegidos y tienen menos capacidad de reacción; más de la mitad de las víctimas (el 53,4%) son chicos.
Solo uno de cada diez menores lo cuenta y en muchas ocasiones no se les cree. Y de los que se atreven a decirlo, el 70 % no llega a juicio porque se considera que no hay pruebas suficientes, los perpetradores “no dejan marcas”. Es el delito más impune de la historia (Rozanski).
En las consecuencias del abuso sexual, se destacan que no hay diferencias en los casos donde hay presencia de tecnologías (ciberacoso). Se subrayan los cambios bruscos de conducta y ánimo, retraso escolar y síntomas psicosomáticos. En los varones, la conducta agresiva, los conocimientos sexuales no adecuados para su edad y las conductas sexuales explícitas.
Las víctimas se quejan de falta de apoyo. Suele ser la propia víctima la que pide ayuda y relata lo que ha vivido.
Las niñas y los niños abusados necesitarán una media de diez años de terapia para recuperarse del daño que han sufrido.
¿Cómo despertar la conciencia personal y social?
Retomamos algunos puntos del manifiesto de la Fundación ANAR, para luchar contra la lacra de los abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes:
- Pedimos que se puedan denunciar en cualquier momento de la vida los delitos contra la libertad sexual cometidos contra menores de edad.
- Necesitamos la puesta en marcha de campañas de prevención para la población general.
- Reclamamos que se regule el acceso de los menores de edad a internet y medios digitales bloqueándolo, para evitar que se vean expuestos a contenidos pornográficos, violentos o inapropiados para ellos.
- Exigimos que el Certificado del Registro de Delincuentes Sexuales necesario para trabajar habitualmente con menores de edad, se solicite periódicamente y no solo en el momento de acceso al trabajo.
- Exigimos que se garantice la prueba ‘pre-constituida’: la víctima cuenta su relato una sola vez a un psicólogo experto quedando grabado y evitando re-victimizar a los menores de edad.
- Los riesgos y consecuencias del abuso sexual a niños y niñas no permiten demora alguna, ni ahorro de recursos a la hora de protegerlos integralmente en los términos de la Convención de los derechos del niño.
Concierne a los adultos creer y escuchar a niños y niñas que han sido víctimas de abusos sexuales, crear espacios seguros de protección que les proporcionen cuidados, así como ofrecer acompañamiento terapéutico y psicológico que anteponga los intereses de los menores de edad, garantice su seguridad, la confidencialidad y evite la estigmatización.
1 Grooming: Un adulto se hace pasar por menor de edad para acabar abusando sexualmente de la víctima. El artículo 183 del Código Penal (España) castiga a los autores con penas de hasta tres años de cárcel.
2 Sexting: Difusión de imágenes o vídeos de contenido sexual a través de móvil o redes sociales sin el consentimiento de la víctima. Es una conducta delictiva.
Comisión buentrato IT.