Las fronteras de África con Europa y de América del Sur con el Norte han sido escenario estos días de dos tragedias con decenas de muertes de personas migrantes que sencillamente dejaron sus países huyendo de la violencia y la pobreza.
El lunes 27, cincuenta y un migrantes muertos por asfixia en un camión en Texas, cerca de la frontera de México y Estados Unidos que intentaban cruzar clandestinamente. Eran mexicanos, guatemaltecos y hondureños.
El viernes 24, veintitrés migrantes –treinta y siete según las ONG locales– murieron al intentar cruzar la frontera de Marruecos a Melilla (España) y ser repelidos por la policía fronteriza de Marruecos, entre quienes también hubo dos muertes en el choque. Eran jóvenes de Senegal, Sudán, República Centroafricana…
No son números, no son cifras, son personas, con familias, con historias, con proyectos… son personas a las que se les han negado la dignidad y los derechos.
Investigación independiente
El Papa Francisco ha expresado: “He recibido con dolor las noticias de las tragedias de los migrantes en Texas y en Melilla. Oremos juntos por estos hermanos que han muerto mientras perseguían la esperanza de una vida mejor; y para que el Señor nos abra el corazón y estas desgracias no sucedan de nuevo”.
La Comisión de Conferencias Episcopales de Europa, a través de una declaración de su secretario general, Fr. Manuel Barrios Prieto ha pedido “la identificación de las víctimas y la devolución de sus restos a sus familias, así como una investigación independiente y fidedigna de lo ocurrido en este trágico episodio” en Melilla.
No son invasores
Por su parte, los obispos españoles, a través de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana lamentan la pérdida de vidas humanas y rezan por los heridos pidiendo también “que las autoridades competentes contribuyan al esclarecimiento de los hechos y a tomar las medidas oportunas para que no vuelvan a suceder”.
Añaden además que “Ante las diversas lecturas que se hacen de estos hechos violentos, invitamos a contextualizarlos con una mirada humanitaria donde, al tiempo que entendemos la necesaria regulación de flujos migratorios, debemos considerar la situación crítica y de miseria, en la que se encuentran miles de migrantes subsaharianos hacinados al otro lado de la frontera de España. No son “invasores”, solo son seres humanos que buscan llegar a Europa huyendo de guerras activas (57 en el mundo, 30 en África) y hambrunas, agravadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania, y la sequía y las plagas provocadas por el cambio climático”.
La Institución Teresiana se une a estas manifestaciones y al mensaje que desde el Área Social de la IT en España se ha hecho público, pidiendo que se aclaren los hechos, que no se criminalice a las personas migrantes y un cambio en las políticas para que se eviten estas tragedias.
Info IT.
