El grupo de miembros de la IT que viven en una residencia de mayores en Pozuelo de Alarcón (Madrid) ha participado en la fase diocesana del Sínodo y confeccionado un documento lleno de sugerencias.

“Queremos hacer llegar a este Sínodo nuestra luz y nuestra voz, como miembros del Pueblo de Dios” señalan en el detallado escrito que han hecho llegar con sus aportaciones al cauce establecido en la archidiócesis madrileña.

atalaya grupo1Desde el primer día

Iniciaron el camino conectándose a la sesión inaugural del Sínodo el 9 de octubre y a la Eucaristía de apertura celebrada por el Papa Francisco el 10 de octubre.

Después siguieron las videoconferencias sobre el Sínodo organizadas por la Conferencia Episcopal Española.

Con este bagaje, constituyeron tres grupos de trabajo, integrados por residentes y hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, congregación a la que pertenece la Residencia de la Atalaya. Los grupos se reunieron una vez por semana durante los meses de marzo y abril para orar, reflexionar, discernir y compartir.

Algunos subrayados

En los encuentros partían de las preguntas del Documento preparatorio y el Vademecum. Las respuestas muestran la rica experiencia de vida de las personas que participaban.

Afirman que “en la Residencia hemos vivido pequeñas historias de sinodalidad durante la pandemia y después de la pandemia”. Manifiestan gratitud por la atención y cuidado ofrecido desde la Parroquia, por ello consideran “muy importante establecer, en todos los lugares, una relación de ayuda positiva entre las residencias de mayores y las parroquias, facilitando con ello la atención espiritual a las personas residentes”.

Reconocen la preocupación de la Iglesia por atender a las personas más vulnerables de la sociedad. También la mayor conciencia de la importancia del laicado buscando darle el lugar que le corresponde.

Ven en la sociedad cosas positivas como la solidaridad en circunstancias de dificultad, la defensa de los Derechos Humanos, que la mujer tenga el lugar que le corresponde, y la toma de conciencia sobre el cuidado de la casa común. Además “aunque queda aún mucho camino por recorrer, la Iglesia va abriendo puertas a la presencia de la mujer dentro de las estructuras eclesiales donde se toman decisiones”, opinan.

atalaya grupo2Construir la Iglesia

En las reuniones también salieron a relucir aspectos negativos. Hay cizaña -dicen- en la apatía, cansancio, falta de compromiso… El clericalismo, el autoritarismo, el rigorismo religioso, una moral que intimida… contrastado con el testimonio de algunos sacerdotes y religiosos con actitudes denunciables alejadas del evangelio. Una Iglesia poco atractiva para los jóvenes.

Pero expresan que todo el recorrido les hace sentir una llamada a seguir comprometidas. Y dicen:

“Nuestra Iglesia local tiene que saber que nosotras, como personas mayores en una residencia, nos sentimos también llamadas a construir la Iglesia. Que no queremos ahorrarnos el esfuerzo de entregar, aunque sean muy pequeñas, nuestra luz y nuestra voz, como miembros del Pueblo de Dios. Queremos estar abiertas para acoger la luz que los otros nos pueden aportar y juntos, construir la Iglesia que nosotros y el mundo necesitamos hoy. Sentirnos Iglesia universal participando en ella, acogiendo los cambios que se están produciendo en la sociedad”.

Cambio de mentalidad

Creen que se nos pide un cambio de mentalidad en el modo de sentirnos en la Iglesia y de ser Iglesia, que este camino sinodal es un estilo de vida que aprender y consolidar. Ellas ven que este cambio es necesario como creyentes y también como estilo de vida. En su caso, para sentirse corresponsables en la Iglesia y en la Residencia. “Caminar unidos ante los graves acontecimientos de la vida, por ejemplo, ahora ante la guerra de Ucrania”.

atalaya grupo3Reconocen los cambios que el Papa Francisco ha impulsado en la Iglesia y piden revitalizar las estructuras donde se pueda dar participación y corresponsabilidad al laicado para que la Iglesia no sea tan piramidal en algunos casos, sino más Pueblo de Dios.

Creen que se tendrían que replantear muchas cosas en la moral y las exigencias, apuntando algunos temas como el celibato sacerdotal, la aceptación de la diversidad, la participación del laicado en las celebraciones sacramentales…

Por eso, piden “Que este camino no se interrumpa al finalizar la fase Diocesana, sino que nos mantengamos atentas también en las siguientes fases para poder seguir el proceso hasta el final”.

Un momento especial

El sábado, 7 de mayo, un grupo asistió, en representación de la Residencia de la Atalaya, al acto de cierre de la fase diocesana celebrado en la catedral madrileña de Santa María de la Almudena. El resto de residentes, unas 40 personas, se unieron a la celebración desde el canal de internet.

Fue un momento vivido intensamente, comentan, “pues nos sentimos formando parte del acto, ya que nos reconocíamos, desde nuestro trabajo y aportación al Sínodo, en muchas de las conclusiones que se presentaron. Además, tuvimos la suerte de que las cámaras enfocaron a las personas que habían ido desde la Residencia, con lo cual, pudimos establecer una bonita complicidad entre las que estaban en la Almudena y las que seguíamos el acto desde nuestro salón”.

Info IT con información de Inmaculada González Villa.

 

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