Un grupo de unas cincuenta personas procedentes de Bélgica, Luxemburgo, Francia, Alemania, Países Bajos y Canadá se reunió a mediados de agosto en Boulogne-sur-Mer (Francia) para unas jornadas de verano con el tema: Legado y creatividad, en una Iglesia en marcha, experiencia de las primeras comunidades cristianas e inspiración de la Institución Teresiana.

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El grupo estaba formado por miembros de la Institución Teresiana, AP y ACIT, MIT y amistades. Las Jornadas de verano se enmarcaron en el camino sinodal de la Iglesia y aquí compartimos el eco de nuestras reflexiones.

A partir de la relectura de nuestras experiencias eclesiales y a la luz de lo que conocemos de las primeras comunidades cristianas:sobreelmar

Sentimos una llamada fuerte a construir la comunidad y fortalecer los lazos de fraternidad. Soñamos con una Iglesia en la que toda persona se sienta amada y apoyada por sus hermanos. Soñamos con una acogida incondicional, en la que cada persona tenga un lugar y sea reconocida con sus talentos.

Soñamos con una Iglesia que abra caminos de sentido a nuestros contemporáneos, a través de sus palabras y acciones. “El agua del pozo es para todos, y hay muchos que mueren de sed junto al pozo”. Santa Teresa de Jesús.

Soñamos con una Iglesia de mestizaje, que se atreva a dialogar con el otro, aunque ese otro parezca indiferente.

Sobre todo, soñamos con una Iglesia en la que cada persona encuentre a Cristo misteriosamente presente en lo más profundo de lo humano; una Iglesia al servicio de la humanidad y de la vida; una Iglesia en la que todos y todas se reúnan para celebrar con alegría; una Iglesia atractiva para nuestro tiempo.

Soñamos con una Iglesia servidora, maternal y consoladora; una Iglesia dinámica, creativa y en salida; una Iglesia que comparta, ecológica y sencilla, a imagen de la Iglesia primitiva.

Soñamos con una Iglesia que se atreva a cambiar para transmitir la fe en Jesús resucitado, como siempre le impulsa a realizar el Espíritu Santo desde Pentecostés.

Soñamos con un lenguaje accesible y comprensible para expresar y celebrar la fe.

Soñamos con una formación sacerdotal repensada para que puedan ser como los necesitamos.

Soñamos con una Iglesia que dé cabida al laicado, en la que la participación y el comentario de la Palabra sea abierto, sin distinción entre hombres y mujeres.

Soñamos con una Iglesia “Comunidad de comunidades”, una Iglesia en la encrucijada que proponga, más allá de las celebraciones, grupos de proximidad que combinen la reflexión, el compartir y la acción con los demás; “familias” donde tejer lazos y buscar vivir en fidelidad al Evangelio, en conexión con la Iglesia universal para no quedarse en el círculo estrecho sino dejarse interpelar por las cuestiones candentes, ecológicas, éticas, sociales... de nuestro tiempo.

Nos corresponde trabajar y formarnos para hacer realidad este sueño, sin imponerlo. “No puedo cambiar a la Iglesia ni a los demás, pero sí puedo cambiar yo”.

Session d'Été. Boulogne-sur-Mer.
Original francés. Traducción Info IT.

 

 

 

Publicado en Camino Sinodalclicdedito